miércoles, 17 de febrero de 2016

Cielo e infierno

Cuenta una historia que un joven guerrero Samurái se paró respetuosamente ante un anciano maestro Zen y dijo: “Maestro, enséñame sobre el Cielo y el Infierno”.

El maestro se volteó rápidamente con disgusto y dijo:“¿Enseñarte a ti sobre el Cielo y el Infierno? ¡Pues dudo que ni siquiera puedas aprender a evitar que tú propia espada se oxide! ¡Tonto ignorante! ¿Cómo te atreves a suponer que tu puedes entender cualquier cosa que yo pudiera tener que decir?”

El anciano siguió así, lanzándole cada vez más insultos, mientras que la sorpresa del joven espadachín se convertía primero en confusión y después en ardiente coraje, aumentando por momentos más y más. Maestro o no maestro, ¿quién puede insultar a un Samurái y vivir?

Finalmente, con los dientes apretados y la sangre casi hirviendo de rabia y furia, el guerrero ciegamente, desenfundó su espada y se preparó para acabar con la lengua filosa y la vida del anciano, todo en un solo golpe de furia.


En ese mismo instante, el maestro miró directamente a sus ojos y le dijo suavemente: “Ése es el Infierno”.

Hasta en la cúspide de su rabia, el Samurái comprendió que el maestro de hecho le había dado la enseñanza que él había pedido. Lo había llevado al Infierno viviente, conducido por un coraje y ego incontrolable.

El joven, profundamente impactado, guardó su espada y se inclinó en reverencia a este gran maestro espiritual. Mirando hacia arriba y viendo la cara anciana y sonriente del maestro, sintió más amor y compasión que en cualquier momento de su vida.

En ese momento, el maestro levantó su dedo índice y dijo gentilmente:

Y ése es el Cielo

¿Dónde están entonces el cielo y el infierno?

lunes, 8 de febrero de 2016

Adapta tu ritmo de vida

Quizás te haya pasado alguna vez que tienes la sensación de que tu vida va demasiado rápido, o que por el contrario va demasiado lenta, te aburre o tienes la sensación de que no pasa absolutamente nada interesante en tu día a día.


Hoy en día, en un mundo que pretender globalizar y estandarizar todo, puede que el ritmo de vida de algunos lugares no encaje con el ritmo ideal para todas las personas. No suena muy descabellado ¿verdad? Quizás el ritmo de vida que llevas actualmente no lo has elegido tú sino que lo has adoptado sin darte cuenta del ritmo de vida del lugar donde vives.

El caso es que una vez que lo adoptas cuesta un poco darse cuenta de ello, salvo que nuestras emociones nos avisen de que algo no va tan bien como pudiera.


Es fácil verlo en una actividad tan sencilla como montar en bici. Supongo que habrás experimentado esta actividad en más de una ocasión y te habrás dado cuenta de que hay veces que vas más rápido y otras veces más despacio. Es más, según el objetivo del momento estableces un ritmo u otro, hay veces que la velocidad prima sobre el esfuerzo o cansancio y otras veces lo que interesa es no llegar reventado al destino.

¿Eres consciente de elegir un ritmo de vida acorde a tus objetivos? ¿Eliges el ritmo de vida de tu día? ¿O te sumerges en la rutina y te dejas arrastrar por el ritmo que marca?


Simplemente piénsalo si quieres, y elige. Tu vida es tuya, disfrútala a tu ritmo.